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Luego se fueron a La Felipa y estuve un año o dos allí también. Pero siendo ya un poco más mayor me puse un día a hacer un potaje y tenía en la lumbre la sartén para sofreír un pimiento y me cayó en la mano un pelotón de humo, pero como no dejaba de fregar se me infectó la herida y se me puso una mano que para qué. Pero como tenía que hacer de todo pues no se me curaba.
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Yo no me casé, entonces nos juntábamos, porque yo salí preñá. Era mi novio más guapo y más apañaó.
Me fui de casa de mis padres cuando me fui con él, y no nos dieron nada! ni una cama donde acostarnos. Di a luz en una cama vieja de mi suegro. Y a los tres días de parir, que tenía una anemia tremenda, mi madre le pidió a una vecina dos litros de leche para dármelos.