Instante: 00:06:30 Ver Fragmento
Para mí no ha habido juegos. Para mi los juegos era hacer las zapatillas, irme a espigar… Cuando nos íbamos a vendimiar, cuando se empezaba a hacer de día teníamos que salir andando que tardábamos más de una hora en llegar y a las ocho ya estábamos en la sierra y todo el día vendimiando sin parar. Y cuando llegábamos al pueblo ya estaba el sol puesto y la gente cenando en sus casas.
Instante: 00:08:45 Ver Fragmento
¿Cuándo se fue de casa de sus padres?
¿Cuándo me fui? No me he ido nunca. Me casé y me quedé allí. Mi marido se iba al campo a coger esparto y a hacer hoyos y yo me quedaba allí pues a hacer alpargates.
¿Cómo conoció a su marido?
A mi marido le conocí en el pueblo. Pues ná, uno más. Nos hicimos novios y ya está. Él iba a segar, a coger esparto...
Instante: 00:09:34 Ver Fragmento
¿Pudieron comprarse una casa o la alquilaron?
Vivíamos de alquiler. La casa vino...Madre mía! No trae tela eso... El por la mañana cogía su bicicleta y se iba a trabajar a lo que tocara, porque él era muy trabajador. Y yo me quedaba en casa, limpiaba y ordenaba un poco la casa y luego me iba a casa de mis padres, a ayudarles un poco y luego ya comíamos allí.
Instante: 00:10:18 Ver Fragmento
¿Esa situación de dificultad era generalizada en Montealegre o había diferencias?
Era muy generalizada, se pasaba mucha hambre.
¿Había enemistades entre los vecinos?
En el barrio donde nosotros vivíamos éramos todos de un mismo estilo, había unión y nos apreciábamos todos porque todos estábamos en las mismas condiciones.
Instante: 00:12:07 Ver Fragmento
¿Cuénteme cómo era la vida en Montealegre?
.
Pues vivían del campo. Los que tenían fincas propias pues de sus tierras y los que no, pues de echar el jornal. Había mucha calamidad porque había muchos pobres que tenían que ir a coger esparto, un haz de leña…
Los que eran de su... esos iban para adelante, pero los que éramos éso...
Instante: 00:15:03 Ver Fragmento
Y un lavadero hermosísimo, con una cantidad de agua que caía! Allí ibas a lavar y ni lavadora, ni suavizante ni nada. Como aquello con jabón de sosa, se quedaba la ropa...que cuando te acostabas en las sábanas daba una sensación de limpieza...
Que las sábanas no había más que aquéllas, que había que lavarlas, tenderlas y cuando se secaban las ponías otra vez.