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Cuando ya se acabó la guerra me tuvieron que llevar a servir. Con once o doce años me llevaron al Aljibe, al lado de Camporroso, de niñera. Mi padre iba a trabajar a esa aldea. Me levantaba por la mañana temprano y me ponía a barrer el corral y mientras los muleros hacían gazpachos para almorzar.
Luego se fueron a La Felipa y estuve un año o dos allí también.
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¿Y cuándo volvió usted a trabajar porque usted ha tenido un bar, no?
Cuando tenía dos o tres chiquillos. Lo pusimos en una cochera de allí de la Corredera que nos dejó un amigo de mi marido. Mi marido era muy trabajador. A su jefe le pidió cuartos para comprar vino y allí todos estuvimos trabajando para enjabelgarlo.
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¿Y cómo se divertían en aquella época si es que tenía tiempo para divertirse?
Qué lástima! En aquella época no ibas a ningún lado, si tenías un poco de tiempo pues a tomar un poco el sol. No es como ahora que no se recoge nadie, todo el día por ahí. Entonces tenías que hacer tus comidas, tus cenas... tenías que tener arreglados y limpios a tus criaturas.