La familia de Pedro trabajaba y vivía en la central de luz de los Mirasoles. Pedro nos cuenta cómo era el trabajo de su padre, que al cerrar la central se hizo el lucero del pueblo de Montalvos. Nos cuenta cómo era la vida en las aldeas, su infancia y cómo pasaron la guerra civil y la posguerra. Del río Júcar nos habla sobre sus primeros recuerdos cuando iban a nadar, las riadas que sufrieron y cómo se pescaba en el río.
Fecha de entrevista: 16/06/2021
TRANSCRIPCIÓN EDITADA
PEDRO TOBOSO JAREÑO
PERFIL:
La familia de Pedro trabajaba y vivía en la central de luz de los Mirasoles. Pedro nos cuenta cómo era el trabajo de su padre, que al cerrar la central se hizo el lucero del pueblo de Montalvos. Nos cuenta cómo era la vida en las aldeas, su infancia y cómo pasaron la guerra civil y la postguerra. Del río Júcar nos habla sobre sus primeros recuerdos cuando iban a nadar, las riadas que sufrieron y cómo se pescaba en el río.
00:05 - PEDRO TOBOSO JAREÑO - 79 AÑOS
- MONTALVOS
Pues soy Pedro Toboso Jareño, tengo 79 años, nací en el año 42 en las márgenes del río Júcar, en el paraje llamado La Marmota, que era una central de luz, lo que había allí.
Entrevistador- ¿Una central de luz?
Una central de luz de los…, en aquella época era…, el apellido era Mirasol y se conocía por la central de luz de Los Mirasoles.
Entrevistador- ¿Y allí vivía su familia?
Sí, allí estuvo mi padre. Durante 19 años estuvo sirviendo en la central como encargado y pasó la época de la guerra, también la pasó allí. Y en el año 52 nos vinimos a Montalvos, y empezamos a la agricultura, que mis abuelos eran agricultores y cuando ellos dejaron la explotación, pues mi padre y sus demás hermanos se hicieron cargo de aquello y desde entonces pues aquí estamos.
– INDUSTRIA - CENTRAL ENERGÉTICA - HIDROELÉCTRICA DE LA MARMOTA
En la Marmota había 4 empleados en la central y un hortelano, 5 familias y el guarda de la marquesa de Pozo Rubio que se decía entonces. El trabajo, pues en principio empezó como empleado y luego lo hicieron encargado, y como he dicho, pues estuvo allí 19 años hasta que nos vinimos aquí a Montalvos.
Entrevistador- ¿Y cuáles eran las funciones, las tareas del encargado?
Pues era hacer un servicio normal como todos, y luego pues tener contacto, pues con los jefes a través de los clásicos teléfonos aquellos que había, que sí estaban conectados con los pueblos, que en aquella época llevaba esta empresa, que eran: Mahora, Madrigueras, Motilleja, Ledaña, Iniesta, pues todos los pueblos esos de por ahí de esa zona, hasta llegar al río Cabriel que tenían otra central en el río Cabriel, en Contreras. Y entonces, pues a través de un pueblo y otro iban comunicándose, porque tenían todos, tenían un teléfono con una línea individual de la que se transportaba la corriente, y así se iban entendiendo. Las dos centrales estaban conectadas y se daban servicio de un lado o del otro a los pueblos. Yo aquello me acuerdo, que le llamaban, vamos a acoplar, yo como chiquillo, acoplar era desconectar una parte de servicio de la central de La Marmota por ejemplo, y conectar de la de Contreras, y a la inversa, a aquello le llamaban acoplar, para equilibrar el consumo y poder, porque las máquinas se paraban, es decir, que si les echabas demasiada carga, lo que era la turbina que iba dando vueltas, para darle vueltas al alternador que producía o generador, no sé exactamente cómo se llama, pues se frenaba, si le echabas demasiada carga, pues se paraba, y entonces desconectaban pueblos y conectaban otros de la otra central que iba más sobrada, y eso le llamaban el acople, y entonces, para eso, estaban conectados con el teléfono que tenían, un teléfono de aquellos de madera grande con unas pilas que tenía así y eso es lo que se utilizaba, que desgraciadamente no me quedé con él, por tenerlo como recuerdo, cuando mi padre dejó de ser empleado aquí en Montalvos, porque estuvo 19 años en La Marmota y luego, cuando se vino aquí, se quedó con el encargo de mantener el alumbrado aquí en Montalvos, hasta…, pues no me acuerdo bien, pero sería por alrededor del año 1970 o por ahí, o quizás antes porque en el 70, 75 no me acuerdo bien, entonces ya pasó el servicio de La Marmota pasó a ser de, ¡ay!, no me acuerdo, hoy actualmente es hidroeléctrica, hidroeléctrica, ahora Iberdrola.
– TRABAJO – OFICIOS - EL LUCERO
Y a mi padre, pues se jubiló, dejó de ser el lucero de aquí, que así es como se nos conoce, por el lucero, sí, aquí en Montalvos se nos conoce por Pedro el lucero, porque mi padre era Juan José o Juan José el lucero, y éramos los que estábamos encargados de por las mañanas a la salida del sol, ir y sacar unas cuchillas para apagar el alumbrado público, y cuando se hacía de noche a la puesta del sol, ir y enchufarla para que las calles estuvieran iluminadas. Eso era todos los días, de los 365 días del año.
Entrevistador- ¿Dónde estaba eso?
Eso estaba en la misma caseta de la central de luz que tenía, que sigue existiendo la caseta tal y como estaba, pero ¡claro!, tenía su llave, pasabas, desconectabas o conectabas, se hacía a mano.
Entrevistador- ¿Entonces tu padre iba todos los días?
Íbamos casi más bien los chiquillos, mi padre se iba a trabajar, y eso, pues estábamos…, incluso mi madre también lo hacía, dependiendo de la época del año, lo sobrados que estábamos. ¿Centrales?, sí, ¡claro!, río arriba estaba El Carrasco, Villalgordo, río abajo, pues tenías Pontones, que igual, estaban conectados.
Entrevistador- ¿Eran de la misma empresa?
No, no, no. De las otras empresas, no sé cómo se llamaban, pero no eran las mismas empresas.
Entrevistador- ¿Y todas en el Júcar?
En el Júcar, ¡claro!, lógicamente, y se movían con el agua que era, era, pues no sé, eso lo veías ahí..., un depósito grande de agua con un agujero donde las aspas del rotor se metían igual que un ventilador y la presión del agua pues le hacía dar vueltas. Luego arriba había una corona muy grande a una, una central, pues muy antigua, una corona muy grande y esa corona iba dando vueltas con la presión del agua que se colaba, y te llevaba unos dientes de madera que iban engranados y eso le hacía dar vueltas al generador de corriente, y luego, pues ya sus transformadores y las historias para mandar la corriente, por ahí lo mandaban por las líneas. Luego todos los fines de semana, hacían revisiones, o sea, constantemente había uno que era el que se revisaba la línea, y todas las semanas venía desde La Marmota a La Roda, las revisaba, desde La Marmota hasta no sé…, Madrigueras, otro día revisaba esos tramos, desde el otro pueblo a otro pueblo, y así para ver si había algún problema, algún poste que por descargas o tal, los aisladores estaban enroscados en madera, la madera al fin de cuentas, aunque eran palos muy curados para que no se pudriesen, pues sí tenían conexión y se quemaban, y el aislador estaba colgando, y entonces eso había que repararlo, y cuando los palos se podrían se utilizaban unas…, monolitos, le llamaban, unas vigas de cemento que se hacía en el mismo sitio, se quitaba ese poste, se hacía el barranco, se colocaba la viga de cemento que ya no se pudría nunca y con unas argollas se sujetaba. A eso he ido muchos fines de semana, es decir, todo el día, toda la semana trabajando, y el domingo también.
Entrevistador- ¿Tu padre?
Mi padre y yo también, y mi hermano, nos pagaban, ¡claro!, eso nos pagaban, eso era un…, eso era un trabajo a terceros, por llamarlo de alguna manera. Y cobraban, ¡claro!, nos pagaban por eso.
Bueno, a mí, mi padre, en realidad los años que estuvo aquí en la…, en Montalvos, el servicio o el trabajo que hacía, no teníamos otra obligación que arreglar el alumbrado público, o sea, el alumbrado público era del ayuntamiento, no teníamos obligación ninguna. Tenemos que preocuparnos nada más que de la red general de las calles, de puerta para adentro no teníamos nada que saber. Si la gente se quedaba sin luz: “voy a casa el lucero que no tengo luz”, y mi padre pues el hombre, o me mandaban a lo mejor. Imagínate que estás todo un día con un par de mulas andando por ahí y cuando llegas a la noche, llega y te dice tu madre: “hijo mío ha venido fulanita que no tiene luz, tienes que ir a arreglársela”, “¡joder!, todo el día, pos si no tiene luz…” Mi madre era especial, yo lo confieso que era especial porque decía, se inventaba: “¿y no vas a ir a arreglárselo, si tiene los nenes pequeños y se les pone malo? o: “tienen al abuelo ¿y si el abuelo se pone malo?”, siempre te ponía un achaque para ablandarte el corazón, y al final cogías la escalera e ibas y le apañabas la luz, que no teníamos ninguna obligación, pero lo hacíamos.
Mi padre cobraba, por ser el lucero de Montalvos y mantener la red bien, el…, lo que le pagaban del Montepío me parece que se llamaba entonces, que era equivalente ahora a la Seguridad Social. Mi padre fue 19 años funcionario, y cuando se vino lo siguieron sin paga alguna, nada más que sí cotizando por el servicio que hacía aquí, le cotizaban la Seguridad Social, que entonces creo que se llamaba Montepío y mi padre a través de aquello, pues cuando se jubiló cobró su jubilación sin tener, o sea, como funcionario de…, funcionario no, trabajador de la de la empresa de Esteban Mirasol Ramírez.
– INDUSTRÍA - ENERGÍA - LA RED ELÉCTRICA
Pues unos cables con unos aisladores se llamaba, que son a modo de una curva así, un aislador gordo, que eso lo estamos viendo por ahí todavía. Y, por ejemplo, cuando cruzaba las calles, pues las alturas, pues aquí había alturas de 3 metros, pasaba un carro, una galera con leña que le echaban encima y se los llevaba y a repararlos. Yo he reparado trozos de cable con, el cablecillo del freno de las bicicletas porque no tenía otra cosa, los he empalmado y a funcionar. Sí, bueno, era peligroso, tampoco…, es que los voltajes entonces los teníamos a 125, que se llamaba, que era fase y neutro, y entonces en la fase sí, pero lo que era el neutro, es que daba muy poquita corriente, y no…, tenía su peligro lógicamente, había que tener un poco de…, y el conocimiento era el que se fue adquiriendo a través de los años, no fue otro. Yo, por ejemplo, estuve haciendo instalaciones de las que se han hecho, bueno, aquí aún hay por la casa, con el cable enroscado, unas poleas que se clavaban y se iban colocando. Yo he hecho instalaciones de esas muchas, pocas y la mayoría del pueblo, y luego ya empecé a hacer instalaciones empotradas, pero ya vino lo de que hacía falta para que te dieran el enganche e Hidroeléctrica, que era entonces la que estaba, hacía falta un boletín de un instalador, un instalador pasa por unos exámenes y tiene un carnet de instalador, y yo, como no pasé por ahí, me tuve que retirar, porque mi boletín no valía para nada, y entonces digo: “pues ¡ala! esto fuera, ya no se toca”, pero todo lo que hacíamos y hacíamos.
Pues estuve trabajando, por ejemplo con los albañiles, y había uno aquí que se llamaba el hombre Juan José, y se me ocurría, de hecho estábamos en mi casa, y cojo el cable del neutro y me lo meto entre la albarca, y yo lo estaba pisando, a mí me estaba dando la corriente, y al darle el yeso que estaba amasando, al dárselo a él que estaba encima de un andamio, pues al darle la corriente pasó a él y soltó todo ese (inaudible 13:43) del andamio, o sea, son bromas que se gastaban, que no era peligroso. Hoy no se puede hacer porque el voltaje es muchísimo más alto.
– EDUCACIÓN - LA ESCUELA Y LAS ALDEAS
No, vamos a ver, mi padre, el hombre…, a pesar de estar allí, tenía buenas ideas, de que aprendiéramos por lo menos las 4 reglas, decía, porque él también pasó una niñez un poco escasa, como veníamos arrastrando en estos pueblos así. Incluso, cuando se fue a la mili tuvo que estar por las noches aprendiendo a escribir para escribirle a la novia cuando se fuera, que se fue a Melilla, y él sabía de la necesidad que tenía aquello. Y sí, por los inviernos siempre buscaban, ya había una persona que lógicamente, pues no era maestro ni de nada, era pues alguien que estaba…, que tenía algunos conocimientos, y se pasaba por La Marmota, iba…, recorría 5 o 6 aldeas de aquellas que había y se juntaban los chiquillos que tenían las familias, y les daba clase.
¡Claro!, mi hermana era, y mi hermano eran mayores, ellos ya, mi hermana ya con 13 o 14 años ya tenía más conocimientos, yo estuve hasta los 9 años. Yo como estaba diciendo, desgraciadamente era muy niño, sí que ya conocía la A, E, I, O, U, y todo aquello que, como te decía, cuando yo me vine con 9 años aquí, estuve yendo a la escuela durante 4 años, ¡pero, bueno!, cuando no había nada que hacer, ¿sabes?, que yo con 9 ya con 10 años que empecé en el año 52, nací en el 42, pues en abril del 52 ya tenía 10 años, cuando llegaba la época de recoger el sarmiento, por ejemplo, la poda, hacer montones de gavillas, que llamábamos, de la leña que se quita de la, de la cepa, vendimiar, en el verano acarrear, en el verano no hay colegio, y luego pues la escuela que tenías aquí, sí que es cierto que hicieron aquí en la época de Franco, que no se hacía por lo visto nada bueno, no lo sé, si será bueno o malo, pero se hicieron dos escuelas, dos casas, casa ayuntamiento y teníamos unas escuelas extraordinarias, pero… Bueno, yo ya no había llegado a tiempo de eso, pero los maestros. Sí, estuve yendo 3 años al colegio, pues sí tendría 5 o 6 maestros y de los 5 o 6 maestros, el 80%, nos daban clase, Juan José, este que te digo el albañil, y una a las mujeres, a las chiquillas, una muchacha Leonor, es decir, que tenían la…, el titular de aquí que cobraría, y luego les darían a los otros una gratificación y te enseñaban pos lo que te enseñaban. Yo soy de los que, no en todas partes, esto se puede extender mucho, luego lo cortáis, pero soy de los que me llamó analfabeto al nivel que tenéis hoy en general todo el mundo, yo soy de los analfabetos últimos que quedaron.
– FAMILIA – GUERRA - VIDA DIARIA EN LA ALDEA
No, mi madre, pues ser ama de casa, como se les llama, y luego pues a la huerta, a vendimiar a por allí a las fincas donde había, y pues a trabajar como, a parte de la casa, pues a trabajar a lo que había. Mi padre en sus horas libres también teníamos un trocito de tierra que había, utilizaban de huerta todos los que estaban allí, cada uno tenía un trozo. Sembrabas pimiento, tomate, patata, de lo que había, y luego con el hortelano a La Gineta a venderlo, el medio de vida que había y luego, pues otra de, de la que usábamos mucho, era la escopeta, y a matar al conejo para comer. Eso se utilizaba, ¡vamos!, frecuente. De eso yo tengo un recuerdo de uno que fue allí a La Marmota que no sé si sería de Mahora, o de Ledaña, o de por ahí, lo llevaron allí a trabajar, se jubiló uno y llevaron a otro, y el hombre iba allí traspellaico. Tenía dos chiquillos, e iba del tó, y mi padre al guarda de la marquesa date cuenta era guarda, ¿no? con uniforme, con gorra de plato y le dice, se llamaba como mi padre, también Juan José, y le dice: “Juan José le tenemos que dejar a Anastasio una escopeta, y decirle cómo se practica eso, que él dice que eso no lo sabe, que ya le he preguntado que vaya y mate algún conejo que se le mueren los chiquillos de hambre”, y: “eso está hecho”. El mismo guarda: “toma Anastasio una escopeta”, y el hombre iba hacia su espera, mataba a su conejillo y a comer. Y le faltaba que el hombre también era especial, porque le pedía dinero, que no me acuerdo, pero igual estaban ganando entonces 25 a 30 pesetas o por ahí, no ganarían más, y le pedía dinero por adelantado a mi padre porque se les acababa. Y cuando les pagaban, como estaban los 5 allí que tenían que cobrar, al acabar: “tomen usted Juan José su dinero”, “hombre si te hace falta Anastasio”, “no ahora tengo cuando se me acabe, ya le pediré otra vez”. Y luego, a los muchos años, se encontró este hombre, ya cuando pasó la empresa a Hidroeléctrica, desapareció de La Marmota, y un tío, un hermano de mi padre que se fue al…, que eso es una historia curiosa, pero no nos incumbe a nosotros, fue una historia de guerra, y luego se conoció que era cardenal o no sé qué de Valencia.
Entrevistador- Tenemos tiempo, nos la puede contar.
Vale, bueno, pues este hombre hizo la guerra la, la guerra con mi tío Luis, hermano de mi padre, y se casó un personaje importante, una hija de un personaje importante de Valencia y entonces venía allí “monseñor no sé cuántos va a oficiar la misa de la hija de fulanito de tal” y dice: “pues si este es el que hizo la mili conmigo” y él, en la guerra cuando estaban juntos, le confesó: “yo soy cura Luís, no se te ocurra decirlo que me matan”. Y eso lo tuvo guardado en secreto. Y luego, cuando vio el nombre, mi tío estaba aquí con 3 hijas que tenía y en el campo pues no estaba muy boyante. Como escribía perfectamente, le mandó una carta, que le contestó rápidamente, y le dijo que necesitaba un trabajo, y lo colocó en un almacén de materiales de electricidad. Y cuando en una de las visitas que le hizo mi padre, dice: “vente que vas a conocer a una persona que hay trabajando”, se va y estaba allá en un quinto o sexto piso allá subido el Anastasio. Y entonces se bajó corriendo a abrazar a mi padre, y le comunicaba que sí, no es por usted Juan José, me muero yo y toda la familia, porque había hambre en aquella…, estamos hablando del año 46 o por ahí, en el año 46 o 47. Y esa es la anécdota que hay curiosa, pero mi tío se fue allí y fue su solución también, con el cura que en su día estaban en la guerra ocultando que supieran que fuera cura, porque por desgracia esas tonterías se hacían. No, no tiene más mérito ser ni más cura ni nada, al fin de cuentas eres un hombre ¿no?, una persona humana.
– HISTORIA - LA GUERRA CIVIL EN LA MARMOTA
Sí, bueno, hay historias de las que desgraciadamente pasaron en la guerra y eso pasa en todas las guerras. Un tal panadero que era de Tarazona..., aquí nos pilló en una zona donde se utilizaba el sistema, bien o mal, era una zona roja, se llamaba así, y él…, iban a las casas a donde les parecía bien que se llevaban al que le parecía bien y al otro día amanecía muerto en la cuneta de una carretera o algo así, ¿no? Y en La Marmota se llevaron a uno, que se llamaba Panadero, que hacía el hombre, estufas y hacía trillos para trillar la cosecha que nosotros le compramos uno, y se lo llevaron a la bajada del río aquí en la carretera de la Gineta a Tarazona, y ahí al doblar o no sé qué, le pegó un puñetazo al cristal, que lo llevaban atestado con una pistola, esa es la historia que yo he oído contar, y era verdad, porque la he oído contar 4 y 5 veces a mi padre y al autor del caso. Y le pegó un puñetazo al cristal, lo rompió, se tiró, había un terraplén, salió corriendo de noche por allí cayendo dando voltejetas, y pin, pan, pin, pan, pin, pan, disparos, no lo alcanzaron, y entonces, cómo se les escapó, fueron a La Marmota pensando que estaría ahí. Se bajan allí empiezan a cargar los fusiles, mi padre…, a despedirse de lo que había allí, y entonces que si había visto a fulanito de tal ¿no?: “pues yo no he visto a nadie”, y era verdad. Él estaba en un cerro, se había subido otra vez, donde hoy se llama la finca Miralrío, se llama concretamente eso, pues arriba, entonces desde allí estaba viendo. Bajaron a La Marmota, lo buscaron no lo encontraron y en una cueva dispararon por si estaba metido allí, y ya le habían dicho a mi padre: “si lo encontramos la misma suerte te va a correr a ti que a él”, y al oír los disparos mi padre dijo: “pues ya…, hemos acabado”, y era que no que habían tirado allí por tirar. Y esa historia se la contaba mi padre, porque luego fuimos a comprarle un trillo con un carro y una mula a Tarazona, y efectivamente estaba ahí él y lo contaba.
– HISTORIA - GUERRA - MAQUIS
Lo de los maquis también, yo no los he llegado a ver, pero sí he visto ir preparado mi padre y otro empleado más de la central con las escopetas en un camioncico. Si alguna vez veis un reportaje de la Segunda Guerra Mundial, los camioncicos que llevan los nazis con el morrito así como los Ebros y con 4 ruedas iguales, unas ruedas atrás sencillas, eso es lo que tenía la empresa entonces de camión, ese tipo de camión para transportar los postes y transformadores, lo que podían transportar ahí.
Entrevistador- ¿Camiones alemanes?
Sí, yo digo que lo comprarían, pero bueno, es que solo los he visto ahí, que todos los camiones, todos los camiones, llevan 2 ruedas atrás ¿no?, no 4 ruedas, pues en este caso llevan la misma rueda que lleva delante lleva atrás, 4 ruedas entre todo, los otros son de 6, 4 atrás y 2 delante.
Y, en ese camión, pues cuando iban a cobrar que iban a liquidar, le llamaban, iban cobrando, mi padre cobraba la luz aquí, ¡claro!, venían y se llevaban el dinero.
Entrevistador- ¿Casa por casa?
Sí, mi padre lo cobraba casa por casa. Los domingos se daba una vuelta y lo iba cobrando y luego cuando llegaba, no sé, por decir algo, el primero de cada mes, pues entonces con ese camión la empresa iba dando…, o con un coche, iban dando la vuelta y cobrando, recogiendo el dinero de todos los pueblos que tenían. Y cuando iban a Contreras, pues como, los ladrones, por llamarlo de alguna manera, si se supone que conocían el sistema que tenían, entonces iban con dos escopetas para sí acudían los maquis y yo de aquello me acuerdo, pero yo fui algunas veces como chiquillo me iba con mi padre, y nunca vi maquis, pero se supone que había, cuando lo contaban.
– HISTORIA – POSTGUERRA - LOS AÑOS DE POSTGUERRA
Ya en el año 52 lo que sí se veía es mucha gente, pedir, y pedir distintamente a cómo se pide hoy, hoy se pide descaradamente en las casas, así como, no en las casas en la calle, como, ¡hombre!, quizás a lo mejor estamos volviendo un poco a lo antiguo, ¿no?, pero antes era…, hasta se tapaban la cara. Iba la gente pidiendo puerta por puerta, llamando y pedir porque realmente había hambre. Yo, afortunadamente, en mi casa no se pasó hambre porque había gente, que tenía, y pasaba hambre. El caso que estoy contando, los Mirasoles tenían una fábrica de harinas que eran en La Roda, era de la familia de estos Mirasoles, pero ellos tenían relación, y tenían almazara, almazara es de aceite, le llamo yo, tenían fincas, tenían olivos, tenían viñas, bodega. Y mi padre tenía bidones, de los bidones llamados de 200 litros, estos que son de alto así, ¿no?, llenos de aceite escondidos en la fábrica y sacas de harina también. Y él contaba la historia de que en Villalgordo, al encargado que había en Villalgordo, le dieron caña para que sacara los bidones de aceite que tenía, y las sacas de harina. Sacas de harina, se llamaba así, era un saco grande que pesaba 100 kg, entonces hacían de 100 kg, que yo me he echado a cuestas 100 kg con los pequeñajo que soy. Y le dieron caña y dice que estaba en La Marmota. Arreando para La Marmota, entonces aquel por teléfono le llama: “oye que van para allá qué pasa esto”, “¡no fastidies!”, y lo había escondido mi padre en un conejal, le decíamos, un barranco con una malla encima, y echó leña encima. Y piensa lo que piensa y dice…, cogió dos bidones de aceite que teníais dos sacar de harina y con un carrico y un caballo que tenían se lo trajo aquí a Montalvos, estamos a 5 km, pues ir y venir. Y aquella misma noche cayó un poquito de nieve, qué es lo que piensa mi padre que le salvó la vida, que era en pleno invierno, y estuvieron mirando donde los tenía escondidos, y no los encontraron ¡claro!, y se escapó.
– GUERRA - ABUSOS EN LA ZONA ROJA
No lo sé, pero eran…, o sea, vamos a ver, los rojos, es que no sé si está bien o está mal dicho, pero es que era así. Los rojos entonces…, a ver, la historia que yo tengo, la que aprendimos todos los chiquillos que incluso nos decían. “¡que vienen los rojos!” y echábamos a correr sin saber que era un rojo, ni un blanco ni un amarillo, era la verdad, era lo mismo que nos decían; “¡que viene la Guardia Civil!”, y echabas a temblar, que viene la Guardia Civil. Bueno pos los rojos eran, lo que llamaban…, no sé cómo los llamaban también, le daban otro nombre. Bueno, pos gente que se había hecho, jefe de la zona roja, que era yo que sé, el jefe soldado cómo hacerse cabo, cómo hacerse cualquier cosa y se ponía un uniforme que a lo mejor lo habían matado y se había puesto el uniforme y ese era un rojo de los que iba haciendo las suyas, porque lo hacían, eso solo, estará bien o mal, pero eso ha pasado y llegar a las aldeas y atiborrarse de chorizos y huevos o matar el pollo, o matar lo que sea y comérselo, y abusar de otras cosas también, eso es real ¿eh?, eso no es ninguna tontería.
Entrevistador: ¿abusar Pedro?, ¿a qué te refieres?
Pos de las mujeres, obligarles a hacer lo que no les gusta: “si quieres que no te mate el hijo”, o el marido o cualquier cosa, que eso, eso ha existido, pos lo mismo que existe hoy también, hoy también existirá seguramente algún tipo de eso. Lo que pasa, es que ya han pasado muchos años y eso pos se olvidó, pero se quedó, los que quedaron en esta zona y no se fueron al frente por ahí a matar y a matarse, y a que los mataran, pos vivían como marajás por aquí, y eso pos lo sufrió la gente normal de la calle. Porque cuando igual eran agricultores, los medios de trabajar entonces era tener las mulas, y las mulas se las requisaban y se las llevaban al ejército y te dejaban tirado, y eso pues, yo no me acuerdo, porque como he dicho antes, mi padre tenía harina y tenía…, y amasaban por las noches, amasaban en La Marmota por la noche y cocían el pan por la noche. Y mi padre…, daban entonces una ración, ya en la postguerra daban una ración que traían, de leche americana, de esas que nos daban y yo llegué a tomar algo de eso y luego, torta de maíz, era el pan que daban, y mi padre un día le cambio a uno, un trozo de pan blanco, de harina blanca que sí que la tenían que cerner porque tenía el salvado y todo eso, pero bueno, las mujeres la cernían y dejaban la harina, la harina y hacían unos panes que no los comemos ahora. Y dice que una vez cambió, y la torta esa no había quién se la comiera de duro que estaba y le echó a una perra torta y no lo quiso, se comía el pan, pero la torta no la quiso, así es que…
– PARAJES NATURALES – RÍO - RECUERDOS DEL RÍO JÚCAR
Bueno, pues recuerdos tengo muchos, pero es que todos están basados en lo mismo. Un recuerdo, muy recuerdo, era ir por la margen del río muy pequeñito andando por la orilla del río, que la verdad es que no se explica uno ni cómo está vivo ¿eh? no, la verdad, si hubiese un vídeo de todo lo que he pasado, realmente creo que estoy vivo de milagro. Bueno, pues, no sé quién iba: mi hermano, los dos hijos del guarda que eran mayor que yo, y mi hermano, por supuesto, íbamos 4 y uno de ellos dice, mira qué nido de urraca e íbamos así andando, mirando, andando, andando, cuando bum al río, a unos 200 metros más arriba de la central que está el embalse, allí normalmente pues habrá una profundidad de unos 4 o 5 metros de agua. Que me escurro, te enganchabas en la hierba que había, pero se iba rompiendo, y yo iba para abajo, para abajo, para abajo, pues se le ocurrió a uno de ellos tirarse, tumbarse y me agarró. Mi hermano para que aquel no cayera también, se tumba detrás y le tiene los brazos, y de ahí estiraron y me sacaron que ya iba por así. O sea, es eso de los primeros recuerdos.
Entrevistador- ¿Qué edad tendría usted?
No lo sé, pero muy pequeñito, yo malamente, yo sé que llegué a mi casa, era en el invierno, hacía frío aún, y porque decir un nido, ¡claro!, si hay hojas no se ve, es porque el chopo estaba desnudo, que eran chopos de estos altos, estaba desnudo y se veía el nido y se le ocurrió, y a mí, pues allá que te vas.
- PARAJES NATURALES – RÍO - NADAR EN EL RÍO
Yo empecé con 8 años a nadar, aprendí en el Júcar. Aparte de eso, en el verano acudían allí los señoritos que decíamos, los dueños de la fábrica aquella, tenían piscina, ellos, efectivamente, llevaban flotadores y llevaban de todo, nosotros a pelo liso dale que te pego, eso sí, con mi bañador era muy decente, mi madre me hizo un bañador, y a base de, aquí me meto y a aquí también, salí nadando. Los que tenían flotadores y todo eso, allí estaban con sus flotadores y nosotros no cruzamos, una prima hermana que tenía un año menos que yo, aquella empezó con 7, yo con 8, aquella ella empezó con 7, y cruzábamos nuestra piscina, nos bañábamos sí, como los niños, pues nos dejaban bañarnos allí con los señoritos, los chiquillos nos bañamos con... Luego había en aquella época, no estaba el pantano de Alarcón. El pantano de Alarcón, tengo conocimiento de que se inauguró más o menos en el 58, pero el pantano se debió de hacer antes porque...
- PARAJES NATURALES – CATÁSTROFES NATURALES – RÍO - LA RIADA DEL 1941
… las riadas del Júcar eran en el verano frecuentes, varias subidas, no riadas grandes, en el año 1941 hubo una riada exagerada, la más grande que conoció mi padre, que la tenía marcada en la…, en la central, pero posterior al 41, yo nací en el 42, yo no estaba allí. Riadas posteriores sí he visto varias, pero lo que se dice subida del río un poco y ya comentaban de que no había riadas grandes porque estaba el pantano, estaban construyendo el pantano, y es fácil que el pantano, pues en el año 50, incluso antes del 50 ya estuviera hecho y luego pos los inaugurarían, hasta que no estuvo la última piedra, porque no es como ahora que inauguran el hospital de Villarrobledo y no tienen máquinas de ningún tipo y lleva ya inaugurado hace 15 años y sin embargo el…, cuando Franco inauguraba un pantano, que todos los Nodos estos nos echaban las inauguraciones, veían las presas y lo veías todo terminado.
– PARAJES NATURALES - LAS RUINAS DE LA MARMOTA
Eso hoy en día está…, todo lo han hundido, allí no queda prácticamente nada, lo han hecho todo ruinas, la central de luz no funciona. Y estaba aquello muy, muy bonito, con unas volantes de aquellos de fundido y para subir y bajar las compuertas. Cuando pasó a Iberdrola, todo lo mecanizaron, allí lo pusieron eléctrico todo para subir y bajar las compuertas y todo aquello desapareció. Hay unos motores allí pequeños, y luego pues lo han robado prácticamente casi todo, los que han podido saltar, lo han expoliado.
Entrevistador- ¿Hasta cuándo estuvo en funcionamiento hasta que año más o menos?
No sé, pero la central habrá estado funcionando por lo menos, hasta el año 90 o por ahí, estuvo funcionando varios años. No, no, tengo así, no estoy muy seguro, pero ha estado funcionando bastantes años, en el año 70 y en el 80 yo creo que sí funcionaban, también toda la década de los 80.
– INFANCIA – RÍO - CAZAR TÓRTOLAS EN EL RÍO
Otro recuerdo muy bonito que tenía de chiquillo era con Vicente Cuéllar, que se llamaba este hombre que era un…, casado con Anita Mirasol, él era dentista y le gustaba la escopeta, y entonces hacíamos, que no se podía cazar en esa época, ¡claro!, en veda no se puede cazar, y hacía unos “esperiles”, y nos metíamos con una escopetilla que le llaman del 20, calibre muy finita, es poco mayor que un cigarro, y con aquello le tiraba a la tortolilla y yo me iba como de chiquillo y en una de las ocasiones en la orilla del Júcar, dónde, dónde se posaban en un árbol la paloma, la azurita, la azul, esta que tenemos, se tiraba a beber agua y le dispara y se quedan 5 que eso es prácticamente casi imposible y entonces había corriente, y en vez de salir corriendo a coger las palomas, pues ¿yo que hago?, salgo corriendo y me meto en el río y a esperar que venga, y las iba cogiendo. Y aquello, el hombre se quedó, porque él pensó que yo iba a ir a por las palomas allí, pues no, yo me espere ahí y ellas venían por el agua y las iba cogiendo porque si no se me escapan y ya no las pillo. Y eso lo contaba una y otra vez a todo el mundo de lo que le había pasado con el secretario que llevaba, casi secretario que llevaba.
– INFANCIA – JUEGOS - LA ONDA Y LAS PIÑAS
Hacíamos…, una onda si ¿sabéis lo que es? Pues entonces es que no viste en la enciclopedia aquella del gigante Goliat que lo mató David con una onda ¿no? Bueno, pues una onda es un, con esparto, la hacíamos con esparto verde, el esparto si tendréis conocimiento, y te fabricabas la onda, hacías así dos trozos aquí ponías una piedra y luego cogías y pom. Un vídeo tengo por ahí, que no sé dónde está, del pastor, que ahora, si quieres lo miramos y te lo enseño para que veas lo que es una onda, que lo vas a ver, si creo tenerlo. Bueno, pues hacíamos la, lo que es la onda de esparto, cogíamos el esparto. Otro chiquillo que había allí, que era un año mayor que yo, que era del pastor que había en la finca de la casa de la marquesa, hacía la onda, nos apetecía asar dos piñas hacia la onda, pero que con la onda tirabas la piña, nos las tirábamos, no tiran más de 3 o 4 piedras, caían la piña abajo, echábamos nuestra lumbre, asábamos la piña, nos la comíamos y al acabar lo abandonamos todo, la onda, si queríamos otra onda, la hacíamos después otra vez, ¿sabes?, y eso es un recuerdo que no se me va… Y en una ocasión, el compañero a los bandos de palomos, le tirábamos la piedra y en una ocasión mató uno, pues recuerdos de niños, que no teníamos…, podíamos estar en clase, ¿no? estudiando, pero desgraciadamente no era así.
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Los pilares ¿estos?, además, no tiene, no tienen el centro, este tiene pilar en el centro y el puente este, creo, creo no tener ¿eh?, creo que no tiene. Bueno, pues el pilar este, imagínate que aquí tienes La Gineta y nos vamos para Tarazona. Esto según la referencia que yo tengo, tenían un motor muy grande y un compresor en el que le estaban metiendo presión y lo mantenían, y le echaban el cemento abajo y va bajando para abajo y por debajo le cavaban hasta encontrar duro y lo iban bajando. Y esto se les torció, y estuvo allí 3 o 4 meses aquello averiado, se ve que se les paró el compresor o lo que fuera y estuvo el…, y luego lo enderezaron y siguieron, porque yo como como chiquillo golismeaba por todas partes. Sí, es verdad.
– PARAJES NATURALES – RÍO – TRANSPORTE - FUENTE DE LA TEJA
Pues historias de allí del río, ir a por agua a la Fuente de La Teja, que es muy sonado, La Fuente de la Teja, si en algún sitio escribís eso, hay mucha gente que lo va a recordar porque en aquellos años La Marmota era como un, más o menos como Benidorm, sí, era la verdad, iban autocares el día de Santiago, el 18 de julio, el día de San Pedro, en el verano la gente, autocares, autocares de entonces, que los autocares de entonces yo lo he visto, que iban con el llamado gasógeno, que le llamaban, que era calentando el agua igual que el tren y luego cuando tenían que irse, lo que es la cuesta de la parte de Miralrío, iban andando porque, como el agua no estaba bien caliente, no podía y se dejaban allí la carbonilla de lo que habían ido calentando el agua, eso sí que lo he visto yo, no tiene nada que ver con los motores que tenemos ahora, los medios de locomoción que tenemos, iba gente que también llamaba la atención mucho. En…, a ver si lo sé decir, mutilados, que no me sale la palabra, y me acuerdo de ver uno arrastrando, o sea, con el culo en el suelo, iba así arrastrando, y se comunicaba por allí con sus compañeros cojos, cortados de manos. Se supone que serían mutilados de guerra y todo eso, pues de algún centro donde estaban y los llevaban a recreo que pasaran allí el día.
– TURISMO – ESPACIOS SOCIALES - VERANO EN LA MARMOTA
Y La Marmota en el verano estaba con una., araña de esas de luces de colores en una explanada y un olmo exagerado que había, exagerado, y aquello estaba, no te lo puedes imaginar, un paseo desde La Marmota, a la casa del hortelano que aproximadamente habría unos 250 o 300 metros, llena de nogales y rosales, un paseo de tierra perfecto como tenemos el parque de Albacete. Y todo eso lo hacían los obreros de la central, los ratos libres, todo eso se mantenía, y ¡claro!, también estaba aquello un poco controlado entonces, ahí no te servía, entonces no te servía aquello de decir: “pasó yo aquí porque, porque pasó”, “¡eh!, ¿dónde va usted?”, “mire usted, pues iba tal”, “¡ah!, vale”, y si no, vuelta pá atrás.
Y hay una anécdota muy curiosa, eso como no se va a enterar nadie, lo voy a contar. La Guardia Civil en aquella época era la Guardia Civil, tener un primo guardia o un primo cura era ser casi primo de Franco, ¿no? Pues la Guardia Civil hacía sus recorridos como supongo que los hace hoy también, ¡claro! que los hacía andando. Salían de la Gineta y si a las 12 de la noche iba a pasar el jefe, capitán o lo que fuera por La Marmota con su coche, bueno, con su coche con el coche, el…, pos los guardias tenían que estar allí, ¿no?, por ejemplo. Bueno, pues llegaba la Guardia Civil, les tenían preparados una habitación dentro de la central, donde no costaban a la corriente, tenían su calefacción, en la central se estaba de maravilla porque allí producía aquello calor y se estaba de maravilla, y se acostaban. Los guardias se acostaban, se desnudan y se acostaban, y por detrás había una puerta para salir. Mi padre estaba haciendo el servicio, llegaban allí, se pasaban, se acostaban, cuando de momento pompón, llaman a la puerta, asoma con las luces apagadas, se asoma, y como afuera ve el uniforme de un jefe, se pasa corriendo y se mete debajo de…, llama, que tienes ahí el jefe y se mete debajo de la máquina. Allí a pegar porrazos a parar la máquina, hacer patatas y ellos por la cerradura, lo estaban viendo desde fuera, pero los guardias se estaban, la pareja se estaba vistiendo y se salía por detrás. Y ya cuando calcula mi padre que ya todo está resuelto, se sube pá arriba, oye los golpes, abre la puerta: “¡ah! que no nos abre usted”, “mire usted, es que me ha pillado usted parando la máquina, que tal y cual”, “sí, si lo hemos visto sí”, “¿ha visto usted la…, ha estado aquí la pareja y tal?”, “Pues mire usted, no sé nada, pasen, pasen, pasen, siéntense aquí, que tal, no, no”. A los 5 o 10 minutos, la pareja, ¡ala! todo sin novedad, eso ocurría. Luego ocurría lo contrario, que te pillaban cazando y no le decían nada ¡claro!, y llamarle la Guardia Civil y decirle: “amigo Juan José”, que hablaban la mayoría de Jaén: “amigo, Juan José, tal día me voy a pasar por ahí, me tienes preparado un par de conejitos”, y se los llevaban en el morral. En realidad, es que tenían que sobrevivir todo el mundo. Entonces, se sobrevivía así, con el apoyo de unos y de otros. Y bueno, pues historias de esta, estaría contando…
– INFANCIA – JUEGOS- INDUSTRIA DEL CALZADO – EL CALZADO Y JUEGOS INFANTILES
El calzado que llevábamos entonces eran una zapatillas con la suela de esparto y unas cuerdecillas que te las atabas aquí, como esas valencianas que había, ¡claro!, pues aquellos que no nos duraba nada, se nos rompía subiendo a los pinos y andando por el monte, pues aquellos que íbamos descalzos.
Luego los juegos que teníamos: una lata de sardinas que había así un poco de un lado más ancho y de otro más estrecho, le hacíamos dos agujeros, metíamos un alambre y de la corteza del pino, curtío que le llamamos nosotros, con un cuchillo, hacías un círculo y un agujero en medio y te servía de ruedas, le ponías una cuerda y la galera, lo que había. Y el caballo, o sea los barcos con una hoja de caña, ahora cuando la caña está verde y ya la hoja es ancha, ya no sabría hacerla ¿eh?, pero no sé quién me pudo enseñar aquello, cogíamos la hoja, la doblamos y hacías una barca perfecta ¿eh?, cogías la barquita aquella le juntabas las puntas, le ponías atrás, doblabas y hacías cuadrado y en la punta cerrabas las cañas, así, le echábamos allí una bellota o lo que fuera y la echabas en el agua y brrrr, salía al agua va, ese entretenimiento.
– RÍO – PESCA - PESCAR EN EL RÍO
Y pescar, eso también daba mucho. Pescábamos y luego nos tenía…, pos lo que dicen los guardias yo era chiquillo, y cómo nos metían de ¡que vienen los guardias!, y había que tener miedo, y yo decía: “bueno, yo he vivido con ellos y no…” Y me acuerdo que había un guardia, que tenía el acento muy de aquí de Jaén, y llevaba un bigote casi, casi, casi como el de Dalí, y tenía costumbre, me cogía entre los brazos, yo no sé, en cuánto me veía: ¡ven pá acá!, me cogía de los brazos y estaba con el bigote rem, rem, rem, y entre…, deseando que: “¿cómo van los nidos?, ¿cuántos nidos tienes?, ¿cuántos nidos has quitado?, ¿cuánto no sé qué?, yo me tenía asustado con los nidos. Y ya un día porque no estaba sentado allí en el patio, cuando vengo yo de gobio, un pececito pequeño que hay en el Júcar y lo picaba con un sapo que hay debajo de las piedras, también dentro del agua, y luego lo metíamos por las fauces estas que tiene en un junco, y tenía 10 o 12 peces que había pescado de aquellos, los traía yo, así, colgando, cuando me lo encuentro allí: “¡Eh! ven pá acá”, ala, me coge: “y ¿con qué estás pescando?,¿con que no sé qué?”, y dale que te pego, y madre mía, yo estaba deseando, en cuanto me soltaba, salía como una bala.
51:52 – RÍO – PESCA - CANGREJOS Y PECES
Cuando no venía agua suficiente por sequía, sobre todo en el verano, las máquinas tenían que pararse para que hubiera embalse, porque cuando ya el agua está baja, es poca la cantidad la que entra y no consigues accionar bien el rotor de que produce la corriente. Y parabas la máquina, acoplabas las otras, como hemos dicho antes, y dejabas que el río fuera subiendo, subiendo y cuando empezaba a blincar por encima de la presa, entonces ya arrancaban otra vez y así se tiraban, entre la que iba entrando y la que tenían acumulada, se tiraban varias horas funcionando las máquinas bien. Pues a la caída de la presa, cómo se quedaban balsas de agua, que aquello estaba como una playa, hoy está muy raro aquello, ahí se bañaba uno exactamente igual que una playa, que como te he dicho, iban toda la gente de estos autocares, les abrían la puerta y ahí se lo pasaban en grande, dentro de la isla, y en esas charcas que había se quedaban los pececillos, estos pequeños y allí y cangrejos en lo que es en el canal. Cuando cerraba la compuerta, si no dejabas, el agua se iba del canal y se quedaba en balsas y cogíamos cubos de estos de 12 o 14 litros cubos llenos, pero a puñados, de cangrejos, o no cangrejos, el autóctono de aquí de la zona, no otras especies que han hecho, que han repoblado después. Y bueno, en aquella época comí, pero ya dejé de comer.
Entrevistador- Le iba a decir ¿Que hacía ahí con los cangrejos?
Claro. Dejé de comer, ¿lo cuento o no? Porque la gente también se deshacía de los perros y de las ovejas y de los burros tirándolos al río. Si, en aquella época eso era un poco, sí, se hacía así. Y debajo, aquello se inflaba, como la descomposición de cualquiera, nos pasará a nosotros igual, y aquello se lo comían los cangrejos, y luego no hay quien le muerda al cangrejo, yo por lo menos, y lo siento, luego lo quitáis, porque el que venda cangrejos no le va a venir bien.
– RÍO - AGUA DEL JÚCAR
Del agua del Júcar, yo la época a la que me estoy refiriendo, como de chiquillo empecé a pescar, me hicieron pescador, los que iban, que iban desde Albacete en pleno invierno en bicicleta a la salida del sol ya estaban en La Marmota ¿sabes?, con unas escarchas y unos hielos. Y uno me acuerdo que era Ríos, se llamaba el hombre de apellidos, lo conocíamos por Ríos, estaban en una farmacia que había en la calle mayor de Albacete, “Farmacia Montero”, y se hizo amigo de mi padre y les abría la central, y ¡claro!, en la central se estaba con una temperatura estupenda y de las ventanas que había, ventanuchas grandes, como la puerta, parecido al edificio, ese que me habéis enseñado, pues el agua estaba abajo, ¿no?, y entonces ellos nos decían…, las pepitas de melón, que se siembran ahora o ya han nacido y luego los guardabas y estabas comiendo, pues hasta febrero o marzo, pues las tirábamos allí y el barbo, que había mucho, era lo que más predominaba en aquella época, se comía muy bien la pepita del melón, ¡claro!, luego ellos le ponían pepita allí en cuanto veían la pepita catapum. Bueno, pues había uno que era chapista, se ponía en la ventana y sacaba, y el Ríos estaba a 10 metros, allá bajado por unas escaleras que estaban muy cerca y no, y se cabreaba: “vente pá acá”, se cambiaba a él, y se cambiaba él otro, aquel sacaba y el otro no, eso de no verlo no te lo puedes creer, pero era así.
Y el agua del Júcar en aquella ocasión, que hoy mismo en la televisión incluso la ves turbia, a una profundidad de 4 o 5 metros y veías las piedras y veías si había peces, si había cangrejos y lo veías y hoy está turbia siempre. Yo incluso, no…, pero demás niños llegué a beber agua de río, luego ya cuando empecé a ver lo otro ya no, y beber agua de charco en medio del monte, en unas explanadas de mucho monte en lo que llamaba, también he bebido, hoy no bebería porque se echa muchos productos químicos y las, las entonces es que no había, ni atomizadores pá echar. Entonces se podía beber, pero hoy no.
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