Trabajador de la industria cerámica y sindicalista. Fundador de la UGT y del Partido Socialista en Almansa. Fue concejal en la primera Corporación democrática.
Fecha de entrevista: 09/06/2015
Nací en Almansa el 15 de enero de 1931.
¿Sus padres eran de aquí?
Mis padres eran de Almansa. Lo que pasa es que mi padre era ferroviario y en esa época estaba en Arcos de Jalón, en la provincia de Soria, de la MCTA. Mi madre vino a dar a luz a Almansa.
Por los recuerdos que tengo, ya empezada la guerra civil. Recuerdo que vivíamos en alto muy cerca de la carretera y pasaban por allí los camiones cargados de gente y cantando y aún estábamos en Arcos de Jalón.
¿Fue usted a la escuela?
Cuando vinimos aquí empecé a ir a a la escuela de párvulos, en la calle Felipe V, con un maestro particular Antonio Oliver Valiente y luego ya fui a las oficiales, a la pública.
Estuve estudiando hasta los 13 años hasta que empecé a trabajar de aprendiz. Hice hasta EGB aunque posteriormente, como estaba en una oficina, empecé a estudiar en academia. cálculo mercantil, correspondencia, contabilidad, mecanografía...
¿Y por qué dejó de estudiar tan pronto? ¿Fue una deicisón suya o porque hacía falta ayuda en casa?
Porque la familia necesitaba. Mi padre al terminar la guerra civil estuvo detenido unos tres años, yo no sabía por qué porque no nos lo habían explicado. Mi padre era de la CNT y yo intuí, cuando después me hice sindicalista, que a mi padre le habían detenido por ser meramente sindicalista porque de la Renfe era representante de la CNT.
En un libro Historia del Movimiento Obrero que leí después me enteré por qué a mi padre lo detuvieron En el 38 se crearon las juntas municipales y mi padre fue concejal durante unos meses en esas juntas y por eso lo detuvieron al terminar la guerra. Estuvo en la cárcel de Almansa, Chinchilla y Totana.
¿En su casa es que no se hablaba de política?
No. Luego ya cuando yo fui mayor y empecé en el sindicalismo mi madre me decía que me dejara de líos políticos que si no tenía bastante con lo que le había pasado a mi padre.
¿Cuándo empezó usted a trabajar?
Formalmente, cuando me dieron de alta, en el 46, con 15 años, en Cerámica Collado. Y estuve hasta el 92 que hicieron un ERE y ya me despidieron. En total, 46 años en las oficinas.
¿Y qué recuerda de cuando empezó usted a trabajar, cómo eran las condiciones laborales?
Pues muy precarias, pero posteriormente se fueron mejorando allá por los años 50. Cuando se constituyeron los sindicatos verticales yo resulté elegido en mi empresa y participé en ellos desde el principio. Tomé parte en la negociación de los convenios de tejas y ladrillos, primero a nivel local, luego provincial y al final estatal.
¿ Por qué nació en usted esa inquietud de ser sindicalista?
Ese es un tema crucial en mi vida. Como he dicho antes a mi padre lo detuvieron al terminar la guerra civil, Cuando salió de la cárcel intentó reincorporarse a Renfe pero no lo readmitieron hasta varios años después. Lo rebajaron y lo mandaron a La Encina, una estación donde estuvo dividiendo el tráfico de los que iban a Valencia o Alicante.
En una ocasión el freno no funcionó y se estrellaron dos trenes. Le hicieron un juicio y le condenaron por sabotaje porque había tenido antecedentes penales y entonces volvieron a detenerlo.
Yo tenía unos 20 años y me encargué de hacer las gestiones: estuve hablando con todas las fuerzas vivas para intentar solucionar la situación. Mi padre estaba en Alicante y me desanimaba para que dejara de remover.
Pero no conseguí nada y entonces me propuse que, ya que no había sido capaz de solucionar el problema familiar y personal de mi padre, formarme para hacer lo posible por intentar ayudar a otras personas.
No estudié en la Universidad, pero leía mucho y me devoraba los libros. Ahí nació mi inquietud. Me hice sindicalista pero sabía que también había que participar en la toma de decisiones y en la política. Ahí tomé conciencia de mi deseo de luchar por mi clase, la clase obrera.
¿Cómo eran las condiciones laborales entonces y cuáles fueron las primeras conquistas que lograron?
Entonces eran muy precarias. Antes no había las máquinas que hay ahora y en cerámica casi todo el trabajo era manual. Se trabajaba de sol a sol. Participé en la negociación y fuimos mejorando las condiciones económicas y laborales. Después se mecanizó la industria pero en los primeros momentos era muy duro.
¿Y cuándo se fue usted de su casa, cuándo se casó?
Nos casamos en el año 60. Coincidiendo con ese momento hicimos una cooperativa de viviendas. La empresa nos cedió los terrenos y los materiales (luego se lo pagamos) y allí cerca de la fábrica construimos las viviendas.
Pero pronto nacieron los hijos, cuatro, y los suegros también se vinieron a vivir con nosotros, y la casa se nos quedó pequeña y tuvimos que comprar una mayor. Pero la primera fue en régimen de cooperativa.
¿Usted fue concejal en 1979. ¿Cómo vivió el paso de la dictadura a la democracia?
Antes de eso ya estuve del 63 al 69 con el sindicato vertical. Los trabajadores criticábamos el funcionamiento de los ayuntamientos. Y a raíz de que en los años 60 cambiaron la ley, permitiendo que los representantes sindicales entraran en los ayuntamientos, nos llamaron a los dirigentes y nos dijeron que tanto que nos quejábamos teníamos ocasión de participar.
En aquel entonces los que más organizados estaban era la HOAC. Como tenía relación con ellos, nos reunimos y decidimos participar. Nos eligieron a mi y a otro compañeros para que representaramos al sindicato vertical en el ayuntamietno de esa época.
Luego en el 79, cuando se constituyó la UGT y el Partido Socialista y nos pidieron que fuéramos en la candidatura porque la gente nos conocía y sabían cómo trabajábamos.
Tanto es así que en Almansa, de 17 concejales que se elegían sacamos 13 y 4 la UCD.
El sindicato vertical era una organización franquista. Luego se fue produciendo la apertura y permitieron la entrada a los trabajadores y era el único sitio donde se podía trabajar por defender los intereses de los trabajadores porque si no te perseguían y te metían en la cárcel. La HOAC, que estaba vinculada a la Iglesia, también era tolerada.
Luego con el tiempo vinieron la negociaciones colectivas, las presiones, las huelgas, pero decidimos que había que aprovechar las estructuras que existían. Luego desaparecieron los sindicatos verticales con la libertad sindical.
¿Y cuándo decidieron crear la UGT y quiénes?
A finales de los 70, cuando ya se veía que Franco estaba a punto de desaparecer. Vinieron de Albacete representantes de los sindicatos(UGT, CNT, USO..). y de los partidos políticos para captar militantes. En aquel entonces nos reuníamos en los locales de la Iglesia, aprovechando que la HOAC tenía permiso.
Paco Delgado y Joaquín Ramón vinieron de Albacete y tras explicar los estatutos, los objetivos, la estructura, etc. ocho compañeros y una compañera constituimos el 1 de octubre del 76 la UGT de Almansa en los locales de la Iglesia. Y posteriormente, los mismos prácticamente, constituimos el PSOE,
Aquí surgió un problema porque estaba el sector del PSOE histórico y nos reuníamos con el hermano de uno de sus dirigentes que estaba en México en el exilio para poner en marcha el partido. En el 76 hubo un congreso autorizado del PSOE histórico y aunque no nos afiliamos asistimos. Pero fue el 1 de abril del 77 cuando una minoría decidio poner en marcha el sector renovado, el de Felipe González. En julio del 77 fue cuando se formalizó el partido.
¿Cómo fue la experiencia en ese primer ayuntamiento democrático?
Al hilo de lo que ha pasado en las últimas elecciones de nuestro país, a iniciativa de UGT pretendimos hacer una candidatura unitaria de la izquierda. Nos reunimos con partidos, con sindicatos… Al principio hubo buenas impresiones pero luego, tanto de CCOO como del PCE a nivel nacional les dijeron que de pactos nada.
Ahora que se habla tanto de democracia, en aquel entonces para elaborar la candidatura se delegó en la ejecutiva de UGT y se hicieron reuniones en las que se proponían varias personas para cada puesto de la lista y se sometían a votación. De número uno se eligió por unanimidad a un abogado, Higinio Sánchez; de número 2 Silvio Arnedo, y de 3 yo.
Empezamos a trabajar pero como ya llevábamos una trayectoria de trabajo con asociaciones de vecinos, de amas de casa, con la HOAC… nos conocía mucha gente y por eso obtuvimos esos resultados de mayoría absoluta. Hubo unidad de la clase obrera para conseguir objetivos comunes y aunque hubo dificultades se consiguieron muchas cosas.
¿Cómo se notó en la ciudad la gestión de esos ayuntamientos?
En Almansa lo único que había por ejemplo de deportes era un campo de fútbol, pues se hizo una piscina, un polideportivo… A nivel cultural, aquí no había institutos y al poco se puso uno, luego dos y tres. Uno de los principales logros que se consiguieron fue que los hijos de los trabajadores fueran a estudiar a las universidades laborales
Aunque Almansa siempre ha sido una ciudad industrial, ¿hubo emigración ?
En Almansa ha habido varios momentos de emigración. En los años 60 cuando cerró la fábrica de calzado más emblemática de aquí, Calzados Coloma, donde estaban mil y pico trabajadores, se fue mucha gente a Elda, Villena, Elche.
Posteriormente, cuando el sector del calzado se vuelve a poner en marcha y se crean varias empresas hay inmigración de los pueblos de la comarca. Y se pasa de una población de aproximadamente 20.000 habitantes del inicio de la democracia a los 25.000 habitantes.
¿Aparte del calzado que más industria había?
Había también tres cerámicas, el sector de construcción también tenía peso, el del metal, de la madera… y más recientemente sector servicios.
La economía sumergida aquí siempre ha sido un problema que se ha intentado solucionar o mitigar, pero nunca se ha conseguido porque las diferentes partes que se tienen que poner de acuerdo no lo han logrado. Aquí siempre ha sido un problema en el sector del calzado, ahora menos, pero hubo un tiempo en que rara era la casa en la que no se trabajaba porque aunque no se pagaba bien a nivel particular ayudaba al sostenimiento económico de las familias.
No se ha erradicado por falta de voluntad política y económica porque los empresarios tampoco ponían mucho de su parte ya que el coste de fabricación en casas era más barato. Y por parte de la administración y de la inspección tampoco han puesto mucho interés.
¿Qué consejo daría a los jóvenes en base a su experiencia?
Se están formando. Los jóvenes de ahora tienen más formación que teníamos nosotros pero desgraciadamente se tienen que ir fuera a trabajar. Mi consejo es que se formen que luchen para conseguir un puesto de trabajo.
Afortunadamente gracias a una de las clásicas luchas por mejorar la sanidad se cosiguió el Hospital y se generó trabajo, pero el sector industrial no levanta cabeza. Les diría que trabajen, que luchen y que se unan para defender sus derechos.
¿Cambiaría algo de su vida?
Lo único que lamento es no haber tenido la oportunidad de haberme formado para luchar con más condiciones.
¿Y qué destacaría de Almansa?
Almansa es una ciudad muy solidaria, hospitalaria, tolerante, asociativa y trata muy bien a la gente que ha venido de fuera.