Nació el dia 7 de julio de 1914 en Arenales de San Gregorio (Ciudad Real). Falleció el 4 de enero de 2005. Fué capitán de la 11 Brigada Internacional. Se casó en Madrigueras (Albacete) donde estableció su domicilio, tuvo tres hijos y desarrolló distintas actividades laborales. Su testimonio está recogido en el libro "Los protagonistas de la historia y los testigos de la vida", una historia oral sobre la estancia de las Brigadas Internacionales en Madrigueras, de Caridad Serrano.
TRANSCRIPCIÓN
LORENZO ALBERCA MARTÍNEZ
BRIGADAS INTERNACIONALES – GUERRA - EJÉRCITO
P: ¿Cuáles fueron las razones que le llevaron a usted a luchar en las Brigadas Internacionales?
LAM: Yo llevaba once meses en el ejército de la República, en Barcelona. Estaba haciendo el servicio militar en la artillería de montaña en Pueblo Nuevo, Barcelona y allí me explotó la guerra. Y entonces, en vez de llevarme a mi casa me llevaron a Madrid y me fui a luchar al frente de Guadarrama con el coronel Mancada. Aquello no me gustó porque no había orden, ni disciplina. Estando en Madrid me hice motorista y estuve una temporada con los motoristas, pero tampoco me gustaba porque no le sacaba yo el gusto. Yo quería más cosas de la guerra. Y me enteré que estaban las Brigadas Internacionales luchando en un pueblo de Madrid, en Las Rozas que tuvieron un desastre grande. Y entonces ya me enteré de lo que eran y me integré en ellas voluntariamente. Me llevaron de descanso a Murcia, estuvimos un mes. Allí estábamos cerca de 2.000 personas procedentes de numerosos países: Francia, Alemania, América, Inglaterra...
Yo llevaba la instrucción aprendida de cuando había estado en el ejército. Una vez allí nos trasladaron al Frente del Jarama y estuvimos alrededor de dos meses. Había mucha faena allí. Eso sí que era la guerra, la guerra, la guerra... muchos combates. La manía que tenía Franco era cortar Madrid por el Cerro de los Ángeles. Y allí luchamos día y noche. Estaban los mejores pilotos y aviones rusos. Estábamos bien organizados, había que ir a por los suministros siempre de noche.
P: ¿Qué sensaciones tenía?
LAM: Uno que tenía poca experiencia de la vida porque era muy joven, era luchador por el ideal de la República. Yo veía que aquellos hombres que vinieron de otros países eran muy buenos, cultos, militares muy buenos,... y me gustaba aquella organización, lo pasaba bien entre ellos, no nos entendíamos, pero nos comprendíamos porque donde yo estaba era la XI Brigada Internacional, en el Batallón Thälmann que era en el que yo estaba, eran casi todos alemanes. Las relaciones eran muy buenas.
Y luchaban porque tenían fe en lo que hacían y tenían una organización muy buena, siempre quizás un 5% que tiraba un poquito a peor.
Siempre en los lugares donde íbamos en invierno teníamos tres vasijas: una de coñac, otra de café y otra de agua. Los españoles siempre bebíamos agua y ellos café y coñac, ellos el agua no la probaban nunca. Así íbamos marchando en el frente del Jarama en esos 60 días que estuvimos allí.
P: ¿Qué razones les llevaron a ellos a luchar en España?
LAM: Vinieron a luchar aquí porque la mayoría estaban perseguidos en sus países por asuntos políticos y otros vinieron para luchar por un ideal de libertad, porque ellos querían que todo el pueblo tuviese los mismos derechos y que todo el mundo pudiese vivir. Por eso venían a luchar a España por una libertad y una democracia.
ALBACETE - MADRIGUERAS
P: ¿Qué lugares destacados recuerda usted, frentes o lugares, donde se alojaban?
LAM: Cuando llegaban la población siempre estaba con ellos. Eran buenas personas y lo daban todo. Ganaban un sueldo bueno y todo se lo gastaban. La gente los quería mucho. En Madrigueras había seis o siete departamentos para dormir y por la mañana salíamos a la instrucción y cada compañía se desviaba por un sitio. Allí nos juntábamos muchos, a lo mejor 800 o 1.500 personas y cuando había muchas mermas en el frente pues por la noche venían qué se yo, 80 camiones y se los llevaban a todos. Pero no paraban de llegar los heridos, los enfermos. Primero pasaban por Albacete porque ahí estaba la central, la organización estaba aquí, y desde ahí se repartían en cinco pueblos: Tarazona de la Mancha, Madrigueras, Mahora, Casas Ibáñez y Villamalea.
VIVIENDA
P: ¿Dónde vivían?
LAM: La Iglesia era el lugar adecuado para ellos porque allí instalaron las cocinas, y como el agua escaseaba hicieron un depósito y lo organizaron como un buen comedor. Al lado había unos locales muy grandes y ellos lo convirtieron en un sitio de ocio para distraerse, comer comían poco, pero beber lo hacían bien.
BRIGADAS INTERNACIONALES
P: Usted habló a los jóvenes en un acto homenaje a los brigadistas que se hizo en octubre de 1996, ¿qué opina de esta celebración y qué recuerda de aquellos días?
LAM: Lo primero de todo es que los recibieron en la estación cuando llegaron. Y muchos de ellos recordaban Madrigueras y los pueblos. No se les hizo el recibimiento que se les habría hecho a lo mejor dos años antes, debido al cambio de gobierno que hubo en Albacete, pero no se portaron mal.
Estaban muy orgullosos del monumento que se les había hecho. Se les veía muy contentos y agradecidos.
De aquí se marcharon a Barcelona porque allí estuvieron ayer cuando la retirada. Y aquello lo tenían ellos como un recuerdo bueno porque se iban y malo de los que se dejaban aquí. Hubo muchas bajas de los internacionales. Íbamos equipados con un armamento muy bueno y en los frentes donde se metían las Brigadas Internacionales el Ejército de Franco lo respetaba mucho.
En la retaguardia, donde yo conocí a las Brigadas Internacionales fue en un pueblo de Albacete llamado Madrigueras y los conocí también en Albacete. Y el recuerdo que me iban dejando, es que iban siempre con buen fin y los apreciaban mucho. En Madrigueras no es que hubiera mucho que ofrecer pero se hizo lo que se pudo por ellos, darles unas colchonetas, mantas... Unos estaban un mes, otros ocho días, el frente era el que mandaba. Allí se les equipaba y los organizaban para llevárselos al frente.
GUERRA – BRIGADAS INTERNACIONALES
P: ¿Qué recuerdos tiene usted del tiempo que pasó en el frente?
LAM: Lo que más me impresionó es que el tiempo que pasamos allí en el Frente del Jarama lo aguantamos porque las Brigadas lucharon hasta el final, porque eran de no retroceder un paso nunca. Todo lo que se hacía era de noche porque de día no se podía hacer nada.
Hicimos unos días de descanso en una fábrica de agua de Carabaña. Nos dieron ropa nueva, nos equiparon de nuevo y nos llevaron al frente de Guadalajara. Allí hubo muchos combates y muy duros. Había fincas que parecían campos de siembras, pero a todos los vecinos de los pueblos cercanos los movilizaron para enterrar cadáveres. Y llegamos hasta el cuartel general de los italianos que estaba en la carretera de Guadalajara.
Y continuamos y cuando se tranquilizó nos quitaron de allí y nos llevaron a Brunete y Quijorna. En el lado derecho donde nosotros operábamos luchaba “El Campesino”. “El Campesino” y a veces la dirección suya y la de los internacionales cambiaban mucho.
Estando yo en mi Brigada, la 11, como yo era del Estado Mayor, me dijeron: Hay que encontrar 25 soldados formados, que sean inteligentes y voluntarios. Se corrió la voz y enseguida se apuntaron más de 40, pero sólo se necesitaban 25. Y la operación se hizo de noche, de noche y casi al alba hicieron una explosión y los cogieron a todos por detrás, sin un solo tiro. Porque sabían mucho y eran muy inteligentes y hacían las cosas para que muriesen los menos posibles.
Luego nos trasladaron al frente de Belchite, muy nombrado y muy duro también. Era verano, mucho calor, terreno muy seco y duro de llevar. Y de allí nos llevaron a Teruel a descansar con 4 o 5 grados bajo cero. A veces había buena temperatura en el aire de toda la munición que explotaba por allí.
He tenido mucha suerte porque no estuve nunca herido en la guerra y he tenido cargos de responsabilidad porque he sido capitán y he cumplido con todas las obligaciones e indicaciones muy serias que nos daban. Porque a las 11 de la noche ya teníamos que tener la consigna del día siguiente dada.
De Teruel nos fuimos a una zona de Aragón y por allí descansamos un poco de tiempo y luego fuimos retrocediendo poco a poco hacia el Ebro. Pero incluso en el ejército de Franco había muchas deserciones porque lo del Frente del Ebro era un auténtico infierno. Y ahí acabó la guerra porque ya empezaron a decir que las Brigadas Internacionales se iban a retirar de forma ordenada.
Y después de aquello no les puedo contar más porque caí prisionero y conmigo algunos alemanes también. Delante de nosotros fusilaban a la gente. Ya no me pude despedir de ellos porque cuando se marcharon a sus respectivos países yo pasé por varios campos de concentración, cárceles, sólo por haber sido un oficial voluntario y colaborar con las Brigadas Internacionales y por tener buena conducta me pude librar.
P: ¿Qué cambiaría si pudiera retroceder en el tiempo? ¿Tomaría las mismas decisiones?
LAM: De mi vida personal, tanto de aquellos años, ni de los del medio, ni de los de hoy, que ya tengo 85 años, no cambiaría nada de lo que yo tengo dentro. Antes de los 20 años yo ya había trabajado en muchas cosas. Tuve suerte en mi casa porque éramos bastantes de familia, hacíamos labores en el campo y podíamos comer, aunque fuera trabajando mucho, mucho, mucho... Pero aquellos años antes de la guerra eran muy tristes porque no todo el mundo podía comer pan. Yo conocía a gente que era muy rica y los pobres iban a pedirle los sacos de trigo a cuenta luego de trabajo de la siega, pero era muy duro.
Yo volvería a luchar por una democracia en la que todo el mundo tuviera derecho a vivir como le corresponde, porque no todo el mundo tiene que vivir de la misma manera, porque hay muchas maneras de vivir y hay muchas maneras de pensar, de eso tenemos también muchas cosas de esas en España.